Día nublado, mañana
tranquila, se podía percibir que era otoño, simplemente por la cantidad de
hojas que pisaban los niños al pasar, o que se paraban a jugar con ellas…
Bailaban al son del viento, este, las arropaba con su dulce aliento a sauce, a
risas, a melancolía, a enamoramientos, a sufrimiento, a mentiras, a sueños, que
traía de todos los lugares inimaginables… ¿Quién sabe dónde ha estado? ¿Dónde
ha vivido? ¿Qué ha llevado consigo mismo? Nadie lo sabe, y nadie lo sabrá… Es
un misterio que siempre vivirá, pero que nunca se averiguará. ¿Es que hace
falta saber todo para que tu mente descanse en paz? Lo que hace que tu mente
descanse en paz es la tranquilidad que te da la vida, no solo el saberlo todo. La
vida en sí, ya es un misterio, por eso, confía en ella, vívela, que ese es el
mayor regalo.
¿Por qué hay que
destruir un regalo? El mundo, cada día se destruye más… Las ansias de saber
todo, hace que tu regalo se vaya empobreciendo… ¿Por qué no se cuida? Las
personas se piensan que intentando descubrir nuevos mundos va a hacer que el
suyo se enriquezca… ¿Por qué no primero acabamos lo que alguien o algo ha empezado, en
vez de dejar el regalo atrás e intentar conseguir otro que también lo dejarás?
Esto pasa con el mundo, se intenta descubrir nuevas vidas, pero primero se
tendrá que solucionar el nuestro, ¿no?
Con esto quiero decir
que, el mayor regalo puede que lo tengas pegado a ti, y no te estés dando
cuenta…