Deja que tu cuerpo se llene de la
energía que te da la música; que tus mejillas se llenen de lágrimas, pero de
alegría; que tu cuerpo arda en llamas y a la vez se congele al estar a su lado;
que tu corazón estalle dentro de ti cuando veas a esa persona por primera vez;
que sus risas te hagan ver el paraíso por unos segundos; que tu piel se erice
al sentir su corazón y a la vez el tuyo…
y que ambos se vuelvan uno; que tu rostro se enrojezca por mentir; que veas
fuegos artificiales, los oigas estallar, huelas sus cenizas al caer, degustes
la alegría y el miedo de los de tu alrededor y sientas que eres infinito como
éstos al posarse en el firmamento; que cuando veas la luz natural después de
haber estado encerrado durante un largo período de tiempo sientas que todavía
sigues siendo parte de ellos y una lágrima se pose en tu cutícula; que aquella persona te hable a unos pocos
centímetros de ti y tus manos se humedezcan; que presientas que alguien se
sienta la persona más feliz de la Tierra por tu existencia; que cuando yo escriba estas palabras y se
conviertan en párrafos me recorra un calor junto con escalofríos por todo el
cuerpo; que tú, sí, tú, te dejes llevar
por los sentimientos, siéntelos dentro, vívelos.