Él no puede evitarlo; la tiene que mirar. Sus ojos se ven atrapados por los de esa joven. Ve algo en ellos, no en ella, sino en ellos... Son marrones, muy oscuros, vulgares-como piensa ella-. Tienen una acción de atracción, demasiado fuerte para él. No se fija en su cuerpo: únicamente en el sonido de las gotas de lluvia que pegan contra la ventana, el de su corazón y en sus ojos. Es débil al lado de ella, en frente, o a una distancia infinita. Pero ella no ve los de él. A esto se le llamaría amor incondicional, no correspondido, el cual es mucho más doloroso para la persona que lo sufre. Él en esos momentos no lo sabía, hasta que en el transcurso de los segundos se iba dando cuenta de que ella no lo miraba a él, sino al que estaba detrás suya...
Hay muchas mentes y a la vez, muchas perspectivas.